Namaste
El
colombiano ó el sudaca ó el panchito ó el costa rícense ó el extranjero a secas como
le nombran las más de las veces, para un instante, deja la tarea, levanta la
cabeza y se aparta el pelo de la frente con la mano vuelta. Otro de la
cuadrilla le ofrece un trago, es agua.
—¡No te pago
para que contemples el cielo! —arrea con furia el capataz al obrero Gautam.
Agosto, casi
las dos de la tarde en la plaza castellana. La cuadrilla, todos foráneos, cubre de losas de hormigón en
diferentes tonos de gris la que es pista
habitual de baile durante las fiestas del pueblo.
—¿Es que no
paran a comer? —se interesa un jubilado que va a tomar café.
El protagonista es de Asia, pero le
confunden mucho con los sudamericanos porque su piel es oscura, esta muy curtido
y su cara de rasgos limpios, casi se oculta por un largo pelo muy liso y muy
negro. El chico no suda apenas.
En realidad ahora
mismo no descansa, añora… esta ensoñando. Esta pausa, por un momento, le hace
retroceder varios años. Del bolsillo interior de la camisa saca una fotografía, la que lleva siempre en la cartera.
Es de hace seis años, aun estaba en Nepal, a mas de siete mil metros sobre el
nivel del mar; se la hizo un turista de los muchos que pasan cada año por
Lumbini, su pueblo, en la región de Terai. Un hombre joven con una Polaroid
635. La estampa se deslizó por debajo de la cámara pocos minutos después de escuchar el “clik”.
—¡Toma! … para ti —le dijo en español.
En la imagen acababa de cumplir los diecisiete, pero su apariencia es más joven que los occidentales de doce. En sus pies ya sumaba varios kilómetros por senderos de montañas guiando a gente de diferentes nacionalidades. De unos y otros fue ampliando su vocabulario. Otro poco se le pego trabajando en el hotel.
En la imagen acababa de cumplir los diecisiete, pero su apariencia es más joven que los occidentales de doce. En sus pies ya sumaba varios kilómetros por senderos de montañas guiando a gente de diferentes nacionalidades. De unos y otros fue ampliando su vocabulario. Otro poco se le pego trabajando en el hotel.
Al principio
del verano boreal las montañas engañan, con su verdor amable la dureza de su
transito, tampoco los rasgos suaves de Gautam sugieren el hambre que pasó en aquella época.
—What´s your
name? —recuerda que le preguntó el
barbudo con una sombría convicción de superioridad.
—Sunder
Gautam —contesto él con el sencillo orgullo de los pobres, el de los de su
casta de intocables, la de los Harijans.
–¿Cómo? –pidió aclarar el del acento de meseta
castellana.
Por entonces
de día en día se notaba la escasez de alimentos allí. Cada año era más difícil obtener
la cosecha de cereales para todos: muy poco de cebada, algo de mijo africano,
escaso de trigo. Por alguna razón el consumo de la moha se había dejado de lado
por el arroz, a pesar de ser una buena fuente de nutrientes. En su familia, la
mayor parte de los días estaban comiendo los restos de la puja, algo de arroz,
alguna fruta y pétalos de flores. De arroz llegaba poco y tarde.
No fue fácil largarse a cualquier parte, mas, en Terai no había
que hacer. España es la palabra que tenía
en su memoria. Y aquí llegó.
Sunder
Gautam guarda la fotografía en su sito, se refresca un poco el cuello con la
mano, echa un trago largo de agua del botijo y vuelve a su tarea de macear las
baldosas con la tabla y el martillo de goma. Solo quedan diez minutos para el
almuerzo. El capataz esta meando.
¿Rocío? Muy bueno, buenísimo. Buenos datos, quizás intrascendentes, ¿no tiene enjundia, o no la he cogido? Narras el porque de llegar aquí, más o menos, pero no pasa nada. Bello y muy bien llevado, pero le falta algo. No se el que, no me llena.
ResponderEliminarOscar.
No, no es mío, yo siempre pondría mi nombre, soy así de maniática ;-)
ResponderEliminarDiría que es de Paco, pero podría ser también de Gloria. A ver si se confiesa el autor :-)
Perdón, pensaba que se salia identificado por defecto al dar a "publicar". No estaba por crear intriga ni nada. Paco
EliminarEl chico sigue por aquí, es un suponer, le gusta una chica, pero no termina de atreverse; le ha cogido bastante gusto al jamón y también al vino. Esta mirando un teléfono móvil.