viernes, 10 de febrero de 2012

Ejercicios 7. Menchu

SESIÓN 7º
EJERCICIO 1

LA PRUEBA DEFINITIVA
Realmente lo había pasado mal. Fatal. Había sufrido el susto más grande de su vida. Pobre… Decía haberlo superado, no salir a la calle por no tener nada que hacer en ella. Pero las dos sabían que no era así. Su madre había mirado para otro lado durante un periodo de tiempo que ahora le parecía eterno. Era tarde para solucionarlo. Tarde pero no imposible. Para ellas no había imposibles. El tiempo se lo había demostrado. A las dos. Ana aprobaría el examen para el que se había estado preparando todo este tiempo. Concienzudamente. Y la vida volvería a colocar las cosas en su lugar. Se lo merecían. Estaba preparada para una escena. Iba a decirle que mañana era la prueba. La gran prueba. En la capital, ni más ni  menos. Fuerza, hija mía, fuerza.





EJERCICIO 2

BUSCANDO SU LUGAR
No me quiero quedar en el Olimpo, está lleno de existencias perfectas y resulta tedioso. Placentero para una temporada pero la eternidad es muy larga. Prefiero el calor de la gente, verles actuar e intervenir si es preciso. Ese es el poder que quiero ejercer. Decidido. Después de innumerables traslados aquí me quedo, en Piccadilly, aunque los eruditos prefieran apuntar que soy el ángel de la caridad cristiana. ¿Quién?

6 comentarios:

  1. Esta muy bien "la gran prueba". ¿Seria en Preciados supongo? en hora punta.
    Paco

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  2. Hola Menchu:

    Viéndolo escrito, me sigue gustando "la gran prueba" (yo creo que es el día que se va a examinar de las oposiciones, Paco). Además, es curioso que hayas elegido narrarlo desde el punto de vista de quien no sufre la agorafobia, la madre. Le da más dramatismo. Muy bien.

    El del Olimpo hila muy fino, esa referencia culta a la estatua de Eros en Piccadilly Circus. Sí, señora.

    Me encanta leeros.

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  3. Me ha encantando el del Olimpo.¿Puede llegar a ser tediosa la perfección más absoluta?

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  4. Me gustan mucho. Los dos.
    El primero tiene mucha fuerza, te atrapa.
    El segundo es muy original.

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  5. Es increible las increibles cotas que la senillez es capaz de alcanzar.

    Oscar.

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  6. Es increible las increibles cotas que la senillez es capaz de alcanzar.

    Oscar.

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